Hoy, 25 de marzo, la niebla cubría a primera hora de la mañana la mayoría de la ciudad de Madrid. Pero eso no nos ha desanimado y con nuestros prismáticos y muchas ganas nos hemos acercado al Parque del Oeste a disfrutar de la recién estrenada primavera. Este parque situado cerca de Moncloa, tiene una extensión aproximada de 100 hectáreas.

Imagen 1: Parque del Oeste; Fuente: Madrid Ambiental

Nuestro recorrido circular por el parque nos ha permitido ver diferentes especies de aves en distintos tipos de vegetación. Un herrerillo común (Cyanistes caeruleus) nos ha dado la bienvenida nada más comenzar la visita. Urracas (Pica pica), estorninos (Sturnus vulgaris), palomas torcaces (Columba palumbus) y mirlos (Turdus merula) nos miraban curiosos desde las praderas de césped mientras avanzábamos hacia un pequeño canal de agua que recorre el parque.

Escondidos entre los arbustos, un grupo de gorriones molineros (Passer montanus) comían mientras que cerca de un puente un chochín (Troglodytes troglodytes) se escondía y un petirrojo (Erithacus rubecula) nos miraba con recelo. Entre la niebla y las estrenadas hojas de los árboles se escondían muchas aves de las que solo podíamos distinguir por sus cantos. Aún así algunas se animaban a salir y pudimos observar a un carbonero garrapinos (Periparus ater) con su mancha blanca en la parte posterior de la cabeza, un mosquitero común (Phylloscopus collybita) o un verdecillo (Serinus serinus) con el obispillo de un marcado color amarillo.

Imagen 2: Gorrión molinero (Passer montanus); Fuente: Madrid Ambiental

 Entre esos cantos, un chirrido un poco extraño nos sorprendió:  una cotorra de Kramer (Psittacula krameri) nos miraba desde las alturas con actitud altanera. Llegando a una parte de pinar vimos muchas cajas-nido colgadas de los árboles. A una de ellas un pequeño gorrión molinero (Passer montanus) se acercó con unas hojas en su pico. Están adecuando su nido para la época de cría. Fijándonos en ese mismo árbol vimos que otros gorriones molineros salían de pequeños huecos redondos que tiene el árbol. Estos huecos han sido realizados por pájaros carpinteros como por ejemplo el pito real (Picus viridis), al que habíamos visto volar hacia un cedro unos minutos antes.

Imagen 3: detalle de caja nido; Fuente: Madrid Ambiental 

Seguimos nuestro camino y encontramos un pequeño oasis o isla de biodiversidad. En esta isla distinguimos un pequeño estanque, hoteles para insectos, comederos para aves y una caseta de observación que nos permite ver con calma y sin ser vistos las distintas aves que se acercan al agua. En Madrid también podemos encontrar otros observatorios de aves en Dehesa de la Villa, Casa de Campo o Valdemingómez.

Ya terminando el recorrido, unas currucas capirotadas (Sylvia atricapilla) nos despiden con alegría entre las nuevas flores que ya empiezan a adornar la vegetación de nuestros parques y jardines.

Imagen 4: Curruca capirotada macho (Sylvia atricapilla); Fuente: Madrid Ambiental

La variedad de especies que podemos ver en estas actividades depende del día, la estación del año en la que estemos, el número de observadores, las condiciones meteorológicas o los horarios de la actividad. Aún así, para su mejor observación, es importante ir en silencio guiándonos por sus cantos y ruidos y no realizar movimientos bruscos.

Si estáis interesados en conocer más para comenzar la identificación y observación de aves os proponemos el taller en línea y en modalidad presencial «Iniciación a la ornitología». Además, para practicar, tenemos muchos y diferentes itinerarios ornitológicos tanto a pie como en bici (BiciAves). ¡Os esperamos en la próxima visita!

«Para poder ver pájaros es necesario formar parte del silencio»

Robert Lynd