Despejada y calurosa mañana de julio, aunque se agradece una bajada en el mercurio respecto de los días pasados. Hoy hemos venido al Parque del Oeste, el primer parque público abierto como tal, del municipio de Madrid. Los inmensos y centenarios árboles, el pinar, el bosquecillo del observatorio, los arbustos y praderas y la galería ribereña que encontramos en este pequeño pulmón de la ciudad erigido para uso y disfrute de los vecinos, ofrecen refugio y alimento a la enorme variedad de aves que los habitan.

Antes de comenzar el itinerario, en el césped de los alcorques aledaños al punto de encuentro, una abubilla (Upupa epops) busca su desayuno en esta improvisada mini pradera.

[Imagen 1: Abubilla (Upupa epops). Fuente: J.Mª García Bueno]

Mientras tanto en el cielo, multitud de vencejos comunes (Apus apus) y aviones comunes (Delinchon urbicum) nos dan la bienvenida. Más tarde aparecerán también las estivales golondrinas (Hirundo rustica).

Otras habituales y que han comenzado a aparecer por doquier han sido las urracas (Pica pica). Una de éstas se ha tirado un buen rato a nuestro lado, encima de una papelera que no debía contener muchas viandas ya que aquella no se ha llevado nada en todo el tiempo que ha estado ahí.

[Imagen 2: Urraca (Pica pica). Fuente: RosaM García]

Al otro lado de la calle, avistamos a la primera de las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) que veremos a lo largo de la mañana. No nos cansaremos de repetir que se trata de una especie exótica invasora y que genera muchos porblemas a la población de aves local.

Nos llama la atención una pareja de lo que nos parecen palomas torcaces (Columba palumbus) en lo alto de un chopo (Populus sp.) cercano. Se trata de dos polluelos de esta especie, carecen del típico cuello de camisa blanco y por eso nos ha despistado. Poco después, comenzarán a aparecer también las palomas bravías (Columba livia) y hasta palomas zuritas (Columba oenas) hemos podido ver hoy en el parque. Con estas tres especies hemos avistado a todas las posibles palomas que se encuentran en el municipio de Madrid.

[Imagen 3: Polluelos de paloma torcaz (Columba palumbus). Fuente: RosaM García]

Los gorriones molineros (Passer montanus) y los comunes (Passer domesticus) han estado presentes en numerosos grupos a lo largo y ancho del recorrido. Al igual que las parejas de mirlos comunes (Turdus merula). Los que no han sido demasiado abundantes en esta ocasión han sido los estorninos negros (Sturnus vulgaris); además, los pocos que hemos iban extrañamente solos.

Antes de adentrarnos al bosquecillo de ribera paralelo a la ría, observamos la otra especie de cotorra invasora que tenemos en Madrid: la cotorra de Kramer (Psittacula krameri). Una vez refugiados entre la frondosidad de la galería ribereña, un sonido muy agudo y familiar nos hace dirigir la mirada hacia un arbusto muy cerca de la orilla. Se trata de un agateador común (Certhia brachydactyla) que trepa por el tronco durante unos instantes hasta que emprende el vuelo y lo perdemos de vista.

Otro sonido conocido sobre lo alto de nuestras cabezas. En esta ocasión es un herrerillo común (Cyanistes caeruleus) el que nos distrae con sus ágiles movimientos cabeza abajo sobre las ramas de un sauce (Salix sp.). Al otro lado del camino empedrado por el que vamos caminando, una pareja de serines verdecillos (Serinus serinus) no para de indagar entre las plantas de la pradera. Sin duda alguna, se están dando un enorme festín. Mientras les observamos, una pareja de pitos ibéricos (Picus sharpei) cruzan volando al otro lado de la ría y se posan sobre el tronco de un cedro (Cedrus sp.) frente a nosotros permitiéndonos su observación hasta que otra pareja -esta vez de picos picapinos (Dendrocopos major) se posan sobre unas ramas cercanas. Tras observar detenidamente a uno de ellos, ya que el otro desaparece, llegamos a la conclusión de que se trata de un juvenil macho pues tiene el píleo de color rojo.

Continuamos caminando paralelos a la ría aguas abajo, cuando un sonido muy peculiar nos hace detenernos. Lo tenemos justo enfrente, sobre las ramas de un arbusto se encuentra cantando alegremente un ejemplar de chochín paleártico (Troglodytes troglodytes). Nos quedamos un buen rato contemplándole. Es muy gracioso ver cómo mueve la colita cuando canta…

[Imagen 4: Chochín paleártico (Troglodytes troglodytes). Fuente: RosaM García]

Salimos de la ría y nos dirigimos hacia el observatorio de aves.  Antes de llegar, un milano negro (Milvus migrans) sobrevuela muy cerca de nosotros entre las copas de los altos cedros del parque. Al llegar a la zona del observatorio, nos paramos unos instantes a leer la nueva cartelería sobre las aves del parque y, a continuación nos adentramos en el observatorio. Curiosamente, salvo alguna paloma, no entran aves en el recinto.

A la salida, varios grupos de carboneros garrapinos (Periparus ater) revolotean entre las copas de los pinos piñoneros (Pinus pinea) que conforman el pinar de esta zona. Un trepador azul (Sitta europaea), un herrerillo capuchino (Lophophanes cristatus) y un jilguero europeo (Carduelis carduelis) conforman el broche final de las especies avistadas en esta agradable mañana estival.

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“Las aves son el grupo más popular del reino animal. Los alimentamos y domesticamos y creemos que los conocemos. Y, sin embargo, habitan un mundo realmente bastante misterioso”

(David Attenborough)