Día típico de final de verano…amanece nublado y la temperatura parece haber descendido unos grados. Mañana ideal para avistar aves en el Parque Enrique Tierno Galván.

Este espacio verde cuenta con una gran riqueza de hábitats. Además de las inmensas praderas que lo recorren, cuenta con una extensa lámina de agua y  un pinar que bordea toda la vertiente meridional del parque.

Junto con la posición estratégica del lugar, muy próximo a Madrid Río y al Lineal del Manzanares, los múltiples refugios que pueden encontrar nuestras amigas aladas que surcan los cielos del municipio madrileño, hacen de este parque un lugar idóneo para su observación.

[Imagen 2: Mirador sur del Parque Enrique Tierno Galván. Fuente: Madrid Ambiental.]

Antes de adentrarnos de lleno en el parque, observamos a nuestro alrededor varios bandos de gorriones comunes (Passer domesticus) y molineros (Passer montanus) mezclados con serines verdecillos (Serinus serinus), urracas (Pica pica), cotorras argentinas (Myiopsitta monachus), mirlos comunes (Turdus merula) y a todas las especies de paloma que podemos encontrar en Madrid: palomas torcaces (Columba palumbus), palomas bravías (Columba livia) ypaloma zurita (Columba oenas).

Los papamoscas cerrojillos (Ficedula hypoleuca) también comienzan a verse en los árboles próximos al parque; una vez dentro, los veremos sin cesar y los escucharemos muy cantarines a lo largo de todo el recorrido.

Mientras subimos la pasarela con la chimenea para llegar al paseo central, pasamos un buen rato observando a un perro persiguiendo a un par de abubillas (Upupa epops)que estaban tan tranquilas buscando alimento en las praderas inferiores.

Al llegar al final del puente, una tórtola turca (Streptopelia decaocto)posa sobre un cableado eléctrico cercano; un poco más adelante, encaramado al tronco de un piñonero (Pinus pinea), veremos al primero de al menos media docena de pitos ibéricos (Picus sharpei) que nos hemos ido encontrando.

Nada más entrar en el recinto, nos han sorprendido los enormes y cuantiosos bandos de vencejos (Apus apus), aviones comunes (Delinchon urbicum) y golondrinas (Hilando rustica) que han estado durante toda la mañana tanto sobre nuestras cabezas, como a ras de las praderas y de las láminas de agua en busca de viandas. Un verdadero espectáculo que hemos podido presenciar a lo largo de todo el itinerario.

Un agateador común (Certhia brachydactyla)trepa por el tronco de un cedro (Cedrus sp.) próximo al paseo central, mientras varios mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) no paran de ir y venir desde las ramas de una catalpa cercana hasta un charco que se ha formado en el césped.

[Imagen 1: Mosquitero musical (Phylloscopus trochilus). Fuente: A. Gabriel López Portales/CENEAM.]

Dejamos atrás el auditorio para subir hasta el mirador sur cuando, en la chopera de la pradera aledaña, avistamos a las primeras cotorras de Kramer (Psittacula krameri) posándose en las ramas de varios de los álamos (Populus sp.) que la conforman.

Mientras descendemos hacia el estanque una enorme bandada de estorninos negros (Sturnus unicolor) vuelan sobre nuestras cabezas, lástima que no haya sido al compás de una de sus espectaculares murmuraciones…

Llegamos a los estanques y lo primero en encontrarnos es a una pareja de gansos del Nilo (Alopochen aegyptiaca) que pareciera estar esperando a que le ofreciésemos comida, pues ni se han inmutado a nuestro paso.

Múltiples lavanderas blancas (Motacilla alba) caminando por las orillas del lago junto a un par de andarríos chicos (Actitis hypoleucos) mientras, en sus aguas, varias parejas de ánades azulones (Anas platyrhynchos) durmiendo sobre los surtidores apagados. Junto a uno de los pocos que estaban encendidos, hemos descubierto a un pequeño zampullín común (Tachybaptus ruficollis) que se sumergía y volvía a la superficie prácticamente en el mismo sitio.

[Imagen 3: Andarríos chico (Actitis hypoleucos). Fuente: J.M. Pérez de Ayala/CENEAM-MMA.]

Un pequeño grupo de mitos comunes (Aegithalos caudatus) que revoloteaban entre las copas de unos pinos cercanos a nuestro sendero, y un carbonero común (Parus major) al otro lado del camino han sido las especies que han puesto el broche final a nuestro paseo dominical.

Observar aves es mucho más que una actividad de ocio: es una invitación a abrir los sentidos, a descubrir la sutileza de los ecosistemas y a reconocernos como parte de ellos. Cada trino cada aleteo y cada vuelo nos recuerda la delicada armonía de la naturaleza y la importancia de cuidarla.

Te esperamos en alguno de los itinerarios y talleres sobre aves que ofrecemos desde Madrid Ambiental para seguir explorando, aprendiendo y protegiendo el mundo alado y la vida que nos rodea.

“El pájaro no canta porque tenga una respuesta, canta porque tiene una canción”

Maya Angelou