Érase una vez un cielo azul sobre la capital, lleno de gorriones, mirlos y palomas. Pero poco a poco, aparecieron unos vecinos inesperados: aves exóticas que cruzaron fronteras -no por alas propias, sino por nuestras manos- y decidieron que Madrid, con sus parques, estanques y clima suave, era un lugar perfecto para quedarse…convirtiéndose en invasoras.
¿Qué es una especie exótica invasora?
Según el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) es aquella especie que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural, y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor, o por el riesgo de contaminación genética.
Su presencia no implica “culpa” de las aves, sino que responde a fenómenos como el comercio internacional, tráfico de mascotas, liberaciones accidentales o intencionadas y la capacidad de adaptación a entornos urbanos.
Las medidas de gestión buscan mantener el equilibrio ecológico, proteger la biodiversidad local y fomentar la convivencia en los espacios verdes.
Algunas son tan bonitas que nos engatusan con sus exuberantes colores, pero lejos de su atractiva apariencia, estas aves invasoras ocasionan diversos problemas ambientales llegando a alterar el equilibrio ecológico de los ecosistemas urbanos de nuestro municipio.
Además de competir por territorio y recursos con las aves nativas y alterar la vegetación de los lugares donde se asientan; también pueden transmitir enfermedades a otras aves e incluso a nosotros.
Las aves exóticas invasoras que actualmente habitan en los espacios verdes de nuestra ciudad, de las que hablaremos hoy son:
- Cotorra argentina (Myiopsitta monachus)
- Cotorra de Kramer (Psittacula krameri)
- Ganso del Nilo (Alopochen aegyptiaca)
- Pato mandarín (Aix galericulata)
- Pato criollo (Cairina moschata)
- Pico de coral (Estrilda astrild)
- Bengalí rojo (Amandava amandava)
- El inseparable de Fischer (Agapornis fischeri)
Sin lugar a duda, la que se encuentra con una mayor abundancia y distribución en Madrid, es la cotorra argentina (Myiopsitta monachus). Este escandaloso y sociable lorito verde, fue traído como mascota desde Sudamérica. Pero cuando algunas escaparon o fueron liberadas por dueños despistados, formaron colonias que hoy superan los miles de ejemplares en la ciudad. Son tan ruidosas como afanosas constructoras de nidos tan grandes que parecen fortificaciones medievales colgando de los árboles. El peso de estas mansiones comunitarias puede llegar a ocasionar daños en el arbolado donde se asientan, con el consecuente riesgo de desprendimiento de ramas.
Cierto es que -gracias a las campañas y planes de control- tanto su población, como la de su homóloga africana y asiática, la cotorra de Kramer (Psittacula krameri), -segunda en el ranking de las invasoras del Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control – han disminuido un tercio.

[Imagen 1: Cotorra argentina (Myiopsitta monachus). Fuente: Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control]
Menos ruidosa, pero también invasora, la cotorra de Kramer (Psittacula krameri) se diferencia de la anterior en su distinguido aspecto: de enorme pico rojo, plumaje verde metálico y una alargada cola. Se asemeja más a un loro tropical que la anterior -tipo más periquito- de cola más corta y pico más pequeño.
Al igual que la argentina, la de Kramer también ha demostrado una increíble capacidad de adaptación a ciudades como la nuestra. En lugar de construir enormes nidos mancomunitarios; invade las oquedades de los árboles donde nidifican otras aves autóctonas, desplazando a éstas.

[Imagen 2: Cotorra de Kramer (Psittacula krameri). Fuente: Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control]
El siguiente colonizador es una mezcla entre un pato y un ganso con maquillaje de Cleopatra. Efectivamente, esta ave de penetrante mirada -tras el oscuro antifaz a modo de kohl alrededor de sus castaños ojos- es el ganso del Nilo (Alopochen aegyptiaca).
Originaria de África, esta anátida se encuentra en casi todos los espacios verdes de Madrid que cuentan con lámina de agua. De imponente tamaño – ¡una envergadura de hasta 1,5 metros! – y territorialidad, destaca entre las demás acuáticas, a las cuales logra intimidar y desplazar.
Si bien aún es relativamente fácil de controlar, sus poblaciones reproductoras están aumentando. Su enorme éxito reproductivo, así como su gran adaptación a diversos ambientes urbanos – nidifica en el suelo, en cuevas, madrigueras, en los árboles o incluso en edificios- son algunas de las causas de su expansión.

[Imagen 3: Ganso del Nilo (Alopochen aegyptiaca). Fuente: Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control]
La siguiente belleza exótica, que ya ha sido avistado en varios tramos del Manzanares, es el pato mandarín (Aix galericulata). Parece más sacado de un cuadro renacentista – con sus plumas de colores naranjas, azules, cremas…- que de la naturaleza. Procedente del este de Asia, aunque su número es aún reducido, si logra reproducirse de forma estable, puede llegar a alterar el equilibrio ecológico de las aves acuáticas autóctonas.

[Imagen 4: Pato mandarín (Aix galericulata). Fuente: Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control]
Otro que también ha sido avistado el Manzanares, además de otras zonas arboladas cercanas a corrientes de agua madrileñas, es el pato criollo (Cairina moschata). Se le reconoce fácilmente por su característica carnosidad roja sobre el pico y alrededor de los ojos. La mayoría son híbridos de silvestres y domésticos, por lo que presentan un plumaje de varios colores. De aspecto robusto con sus fuertes patas y amplias alas, originario de América tropical, ha encontrado en Madrid un refugio ideal en humedales urbanos sobre los que aumenta considerablemente la presión. Aunque aún son pocos, si sus poblaciones aumentan, podrían ejercer una mayor presión sobre los ecosistemas urbanos.

[Imagen 5: Pato criollo (Cairina moschata). Fuente: Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control]
Aunque pasan desapercibidas al lado de estas enormes acuáticas o de las estruendosas cotorras, hay otras especies de aves que también están dejando huella en los ecosistemas urbanos madrileños. Pueden parecer inofensivas y bonitas, pero su introducción puede tener consecuencias serias ya que, a pesar de su tamaño, también pueden competir por alimento y espacio con especies locales y alterar los ecosistemas urbanos y periurbanos. Además, al ser más sigilosas que otras invasoras, se expanden silenciosamente si no se actúa a tiempo pues son difíciles de detectar y controlar.
El primero de estos pequeños invasores que os presentamos es un es un discreto pajarito con aspecto simpático y un inconfundible pico rojo brillante: el pico de coral (Estrilda astrild). Esta ave subsahariana ha sido avistada en varios puntos de nuestro municipio.
Su plumaje es de tonos grises y marrones, con una pequeña máscara roja alrededor del ojo, lo que le da un aire exótico que encandiló a muchos amantes de los pájaros, hasta que empezaron a soltarlos…
En su hábitat original se mueve entre sabanas y zonas húmedas, pero en Madrid se adapta con soltura a parques, jardines y zonas periurbanas, especialmente donde haya matorrales o herbazales densos. Es una especie gregaria, y se le puede ver en pequeños bandos que picotean el suelo en busca de semillas alterando la vegetación debido a su dieta granívora intensiva.

[Imagen 6: Pico de coral (Estrilda astrild). Fuente: Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control]
La siguiente “joyita” que podemos encontrar en los parques urbanos madrileños con zonas húmedas o cañaverales es el bengalí rojo (Amandava amandava). Este pequeño pájaro parece un rubí salido de un taller de orfebrería. El macho en época de cría es un verdadero espectáculo: cuerpo rojo intenso salpicado de pequeños puntos blancos, con destellos que brillan al sol. Fuera de la temporada de cría, su plumaje se vuelve más apagado, similar al de la hembra.
El bengalí rojo busca carrizales y zonas con vegetación densa cerca del agua para criar, lo que limita un poco su expansión… pero no por mucho. Fuera de la época de cría forma bandadas de ¡hasta 100 individuos!

[Imagen 7: Bengalí rojo (Amandava amandava). Fuente: Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control]
El último de nuestros inesperados invitados es el inseparable de Fischer (Agapornis fischeri). Lorito de adorable apariencia -plumaje verde, amarillo dorado en el cuello y anaranjado oscuro a medida que se acerca a la cara- con un pico rojo brillante y piel desnuda alrededor de los ojos; la liberación accidental o intencionada de estas aves, originalmente mantenidas como mascotas , ha favorecido su establecimiento en entornos urbanos.
Aunque muchos piensan que no pueden sobrevivir fuera de una jaula, varias parejas han logrado formar pequeñas poblaciones urbanas en Madrid debido a su alta capacidad de adaptación.

[Imagen 8: Inseparable de Fischer (Agapornis fischeri). Fuente: Anexo X de la Memoria del Plan de Fomento y Gestión de la Biodiversidad del Ayuntamiento de Madrid: Lista de especies invasoras presentes en el Municipio de Madrid y sus posibles medidas de control]
Madrid es hogar de una rica biodiversidad urbana. Cada una de estas especies fue traída por el ser humano, y es nuestra responsabilidad mantener el equilibrio.
Así que, si ves una cotorra de Kramer posando con su aspecto de loro exótico, un colorido pato mandarín sobre las aguas del Manzanares, un bengalí rojo en el cañaveral del parque, un agapornis en un nido en el balcón de un edificio o un pico de coral entre los arbustos… ¡no te quedes solo en la foto bonita! Reporta el avistamiento, difunde la información y ayuda a proteger nuestras especies autóctonas.
La buena noticia es que, aunque estas aves ya están aquí, aún podemos controlar su expansión y proteger la biodiversidad madrileña, ¿de qué modo?:
- No liberes mascotas exóticas, aunque te dé pena. Busca alternativas como centros de acogida.
- Informa de avistamientos inusuales a organismos ambientales o plataformas virtuales.
- Apoya campañas de sensibilización y comparte información en redes sociales.
- Colabora en actividades de voluntariado ambiental en parques y zonas naturales.
- Infórmate y participa en talleres o cursos sobre biodiversidad urbana y exóticas invasoras.
Desde el Programa Madrid Ambiental ofrecemos -además de nuestros habituales itinerarios ornitológicos – talleres de iniciación a la ornitología y otros dos a estrenar este año: “Invasores alados: el impacto de las aves exóticas en la biodiversidad” y “Vuelos autóctonos: biodiversidad en plumaje local”.
Así que si quieres seguir aprendiendo y ayudar a nuestras aves locales, te animamos a participar en alguna de estas actividades que puedes encontrar en nuestro catálogo.
“En los ecosistemas urbanos, cada especie ajena sin control no es un adorno: es una decisión que afecta a todo lo que calla, vuela o brota”
María Cifuentes
(ecóloga urbana)

