La amenaza de lluvia prevista para hoy no se ha materializado aún, y a cambio nos ha brindado una mañana de tregua, fresca y con escasa afluencia de público en el Parque Juan Carlos I, idónea para la observación de aves. Se trata además de un parque especialmente atractivo para esta actividad, tanto por sus dimensiones como por su variedad de ambientes, entre los que encontramos zonas ajardinas, praderas, olivar y pinar en forma de dehesa, ría, estanques y otros entornos acuáticos.
[Imagen 1: Mañana fresca y agradable en el Parque Juan Carlos I. Fuente: Madrid Ambiental.]
Antes incluso de acceder al parque podemos comentar interesantes observaciones. En el interior de la glorieta desde la cual se accede al aparcamiento del parque, una pradera circular cobija a un grupo de estorninos negros (Sturnus unicolor), a las habituales palomas torcaces (Columba palumbus) y entre ellas una discreta pareja de paloma zurita (Columba oenas). Estas glorietas constituyen estratégicos oasis para las aves, compartido en ocasiones por especies diversas, y a las que rara vez prestamos atención.
El asfalto y las aceras del aparcamiento, así como las zonas periféricas, son territorio del gorrión común (Passer domesticus) y la paloma bravía (Columba livia). Tan pronto como el verde se convierte en el color dominante entramos en el territorio de las urracas (Pica pica) allá donde domina la pradera, y del mirlo (Turdus merula) donde los árboles están más próximos. Más esquivo resulta sin embargo un travieso carbonero común (Parus major) que aparece y desaparece constantemente entre las ramas de un tupido seto.
[Imagen 2: Olivar del Parque Juan Carlos I. Fuente: Madrid Ambiental.]
Pronto alcanzamos la zona del parque donde el agua es protagonista en cuyas proximidades aparece por primera vez la lavandera blanca (Motacilla alba). En el dique que divide el Estanque Sur en dos alturas nos aguarda la pareja de gansos del Nilo (Alopochen aegyptiaca) cuya evolución como padres hemos podido contemplar en sucesivas visitas durante esta primavera. Fue a finales de marzo cuando les descubrimos en compañía de sus recientes y diminutos polluelos, y hoy ya comparten dique con media docena de gansos adolescentes que casi alcanzan en tamaño a sus progenitores.
También en plena adolescencia se encuentran gran cantidad de ánades azulones (Anas platyrrhynchos) tanto en el estanque como en el lago. A pesar de su tamaño adulto les delata la caótica coloración de su plumaje, mezclando características adultas, y diferenciadas por sexo, con otras juveniles. Es en el Lago del Parque Juan Carlos I, entre las rocas que delimitan una isla artificial, donde nos aguarda la observación más inesperada de la mañana. Totalmente inmóvil y camuflado entre las rocas encontramos un martinete común (Nycticorax nycticorax), una verdadera rareza en el contexto de un parque urbano.
[Imagen 3: Martinete común (Nycticorax nycticorax) en Parque Juan Carlos I. Fuente: Madrid Ambiental.]
Dejamos atrás el territorio de las aves acuáticas para aventurarnos entre las ramas y el denso follaje de olivos y pinos. No sin dificultad y guiados por sus característicos cantos conseguimos descubrir al jilguero común (Carduelis carduelis), al serín verdecillo (Serinus serinus), al herrerillo común (Cyanistes caureleus) y al pito ibérico (Picus sharpei). Sin embargo, para avistar a uno de los protagonistas más apreciados de la jornada hubo que dirigir la mirada hacia los troncos de los árboles, por donde ascendía vertiginosamente el agataeador europeo (Certhia brachydactyla).
Ya a ras de suelo pudimos encontrarnos especies como el gorrión molinero (Passer montanus) o la cotorra de Kramer (Psittacula krameri), lo que nos permitió comparar ambas especies con otras similares que habíamos visto previamente, el gorrión común y la, también invasora y más abundante, cotorra argentina (Myopsitta monachus).
Sin embargo, la acción se concentraba hoy sobre nuestras cabezas, por donde aparecía volando acrobáticamente el vencejo común (Apus apus). El avión común (Delichon urbicum) también se dejó ver en número significativo en el entorno del estanque y el lago, presto a descender sobre el agua para calmar su sed. Más escasa resultó ser hoy la presencia de golondrina (Hirundo rustica), con apenas un ejemplar sobrevolando a poca distancia. Fue de destacar por último la presencia de una rapaz más común habitualmente en ambientes rurales que urbanos como el busardo ratonero (Buteo buteo).
[Imagen 4: Ría del Parque Juan Carlos I. Fuente: Madrid Ambiental.]
Llegado el momento de finalizar la ruta hacemos un balance más que positivo de la misma, y nos maravillamos con la enorme diversidad de aves con la que contamos, incluso en una gran ciudad como Madrid. Al mismo tiempo, desde la conciencia que surge del descubrimiento y el conocimiento, reflexionamos sobre las amenazas que se ciernen sobre dicha diversidad.
Desde Madrid Ambiental, como siempre, os animamos a conocer, descubrir y cuidar este espectacular patrimonio natural que constituyen nuestras aladas vecinas. Os invitamos a compartir la experiencia con nosotros en nuestros Itinerarios Ornitológicos. ¡Os esperamos!
“Las aves son el grupo más popular del reino animal. Los alimentamos y domesticamos y creemos que los conocemos. Y, sin embargo, habitan un mundo realmente bastante misterioso. ”
David Attenborough