El Monte de El Pardo es una singularidad en cuanto a las zonas verdes de la ciudad de Madrid se refiere. Es sin duda, con sus 3.000 Ha., la de mayor tamaño, constituyendo por si solo más de la cuarta parte de la superficie total del municipio. Por tanto, se trata de una realidad completamente diferenciada respecto a parques, jardines y demás zonas verdes del municipio.

Esta singularidad no se debe solo a su extensión, si no también a su condición de espacio natural escasamente transformado y que preserva en gran medida sus atributos originales. Frente a parques y jardines que nacieron como un elemento más dentro del crecimiento y desarrollo de la ciudad, El Pardo pervivió al margen del mismo. Este alto grado de conservación le convierte en el bosque mediterráneo mejor conservado de la Comunidad de Madrid, y uno de los mejor conservados de Europa. Esto puede resultar paradójico cuando a sus pies descansa un área metropolitana poblada por más de seis millones de personas.

Este espacio verde ofrece la oportunidad de viajar en el tiempo y descubrir, en su bosque mediterráneo continental poblado mayoritariamente por encinas (Quercus ilex), una instantánea de cómo era el lugar que pisamos antes de “ser Madrid”.

Marco Chiesa CC BY 2.0

[Imagen 1: Embalse de El Pardo. Fuente: flickr. Autor: Marco Chiesa. CC BY 2.0.]

 

Los valores naturales de El Pardo pueden estar muy relacionados con que Madrid llegara a ser lo que es. El entorno de Madrid era muy apreciado por la realeza para llevar a cabo una de sus actividades favoritas: la caza. El Monte de El Pardo de hecho, era cazadero real desde tiempos de Alfonso X y contaba con un pabellón de caza desde 1405.

En 1750, Fernando VI mandó construir el muro que lo cercaba, evitando por un lado que la fauna abandonara el lugar y en segundo lugar, evitando la caza furtiva.

Una de las más codiciadas presas, y tan abundante como para dejar su huella eterna en el escudo de Madrid, fue el ahora desaparecido oso pardo (Ursus arctos). Es razonable pensar que este fuerte vínculo con Madrid influyera, entre otras razones, en la decisión de Felipe II de establecer su corte en una ciudad de importancia relativa en aquel entonces.

No solo a reyes ha cautivado El Pardo, si no que su poder de atracción para los gobernantes de este país no ha podido ser más integrador. Fue en El Pardo donde Francisco Franco estableció su residencia, cuando no mucho antes era Manuel Azaña, presidente de la República, uno de los más férreos defensores de su conservación. Este último declaró en una ocasión su anhelo de ostentar, tras cumplir su mandato, el cargo de “Guarda mayor y conservador perpetuo de El Pardo… Sin retribución alguna, ni otra recompensa que el derecho a vivir en cualquiera de estas casas…” (Cuaderno de la Pobleta, 1937).

 

oso y madroño

[Imagen 2: El Oso y el Madroño en la Puerta del Sol, el «último» oso de Madrid. Fuente: pixabay. Dominio público]

El Monte de El Pardo es a su vez parte del espacio protegido Parque Regional de la Cuenca Alta de Manzanares y goza de la fihura de protección como ZEPA. Sin embargo, como posesión que fue de la Corona, es gestionado por Patrimonio Nacional. La mayor parte de su extensión se encuentra cercada e inaccesible, lo que ha favorecido su conservación. Alberga, a parte de grandes valores ecológicos, un importante patrimonio cultural el que se incluyen Palacio Real, el Palacio de la Zarzuela, la Casita del Principe o el convento del Cristo del Pardo; así como dos áreas urbanas, El Pardo y Mingorrubio (ambos barrios de Madrid), y el embalse de El Pardo.

 

Entre los valores naturales más reseñables hay que destacar sobre todo el encinar, pudiendo encontrarse tanto en forma de bosques sin transformar, especialmente en laderas y colinas, como adehesado en las zonas más llanas. También encontramos alcornoques, quejigos, pinares de reforestación, jarales y vegetación de ribera en las proximidades del río Manzanares. Entre la fauna destacan, como es obvio dada la historia del lugar, varias especies cinegéticas: jabalíes, gamos, corzos y conejos. Entre los depredadores podemos encontrar zorros, tejones, gatos monteses o garduñas. Ni rastro hay ya del oso, aunque quizás no haya que esperar demasiado para el regreso de otros antiguos moradores como fueron el lobo o el lince, existiendo para este último iniciativas para su reintroducción.

 

el pardo

[Imagen 3: De ruta por El Pardo. Fuente: Madrid Ambiental]

 

Existe también una enorme diversidad de aves, lo cual nos es muy conveniente, como veremos más adelante, para el desarrollo de una de nuestras actividades más apreciadas. A parte de muchas especies urbanas que ya encontramos en otros lugares de Madrid hay que sumarle otra gran diversidad de especies acuáticas y forestales, así como dos emblemas, en cuanto a la conservación se refiere, como son el águila imperial ibérica o el buitre negro. En total hay catalogadas en el Pardo casi 200 especies de vertebrados: 125 aves, 35 mamíferos, 19 reptiles y 13 anfibios.

 

¿Qué puedo hacer para conocer, disfrutar y descubrir El Pardo?

Existen numerosas rutas habilitadas para explorar el Monte de El Pardo, al menos las zonas que permanecen abiertas a los visitantes. Algunas de las más destacadas son la Senda de Peñarrubia, ruta circular que parte desde el aparcamiento homónimo; la Senda de Valpalomero, también circular y que se puede iniciar desde el aparcamiento de la Quinta o de Valpalemoro; y el Corredor Ambiental del Río Manzanares, en su mayor parte lineal, recorre la ribera del río desde el aparcamiento de Somontes hasta la presa de el Pardo, atravesando en su recorrido parte del casco urbano de El Pardo. Las tres rutas propuestas son de dificultad baja y se encuentran bien señalizadas.

Desde Madrid Ambiental transitamos por parte del Corredor Ambiental del Río Manzanares en nuestro Itinerario Ornitológico Monte de El Pardo. Iniciamos nuestro recorrido a la altura del puente de los Capuchinos, a partir del cual ambas orillas son fácilmente transitables lo que nos permite hacer la ruta circular. Durante el recorrido podemos apreciar especialmente una gran variedad de vegetación de ribera, así como ambiente de carácter más urbano, otros más adehesados y forestales, lo que proporciona a su vez una enorme diversidad en lo que a aves, y fauna en general, se refiere.

[Imagen 4: Cormorán grande (Phalacrocorax carbo) en El Pardo. Fuente: Madrid Ambiental]

Ya sea por su huella histórica, patrimonio cultural, singularidad ecológica o belleza paisajística, el Monte de El Pardo es una visita imprescindible para los madrileños. Podemos llegar hasta allí por las carreteras M-605 y M-612, ya sea en vehículo particular o en autobús interurbano. Actualmente contamos con dos líneas de autobús que llegan hasta El Pardo: la línea 601, con salida desde Moncloa, o la línea 602, con salida desde el Hospital de la Paz. Si además os interesa iniciaros en el mundo de la ornitología, nada mejor que acompañarnos en nuestro próximo Itinerario Ornitológico Monte de El Pardo.

¡Os esperamos!

 

“El Pardo es un buen monte de puerco e invierno, et en tiempo de panes. Haber matado dos osos un sábado, antes de mediodía, que nunca vi dos osos mayores ni ayuntados en uno.”

Alfonso XI, Libro de la Montería, hacia 1340