“Las principales amenazas a las que se tiene que enfrentar la grajilla son la presión cinegética y la pérdida de hábitat y de recursos alimenticios.”

Como resultado del webinario Introducción a la ornitología, uno de los participantes envió al correo electrónico del programa Madrid Ambiental la foto que os enseñamos a continuación:

[Imagen 1: Grajillas occidentales (Corvus monedula) y cotorra de Kramer (Psittacula krameri). Fuente: Usuario]

 

Seguro que alguno de los lectores ya la habéis identificado: se trata de una pareja de grajillas occidentales (Corvus monedula) junto a una cotorra de Kramer (Psittacula krameri).

Para los que dudan de la identificación debido que el aspecto de la pareja es similar al mirlo común (Turdus merula), os hacemos notar una característica importante: contrastad el pico negro de la grajilla frente al habitual color naranja del mirlo.

[Imagen 2: Mirlo común (Turdus merula). Fuente: CENEAM]

Vamos con el resto de diferencias:

  • Los mirlos son de la familia de los túrdidos y las grajillas son córvidos.

  • Los mirlos miden 24-25 cm frente a la grajilla con 33 a 39 cm de longitud.

  • El color del plumaje es completamente negro en el mirlo macho y la grajilla presenta tonalidades grisáceas, especialmente en el pecho y en la nuca.

El rasgo que, efectivamente marca la clara diferencia entre ambas especies es el color del pico y de los ojos:

  • El pico y el anillo ocular del mirlo son anaranjados, y el iris es de color negro. En cambio, el pico de la grajilla es negro y el iris es muy claro, de un azul pálido, casi blanco.

[Imagen 3: Grajilla occidental (Corvus monedula). Fuente: CENEAM]

La grajilla fue descrita por primera vez en 1758 por Carl von Linneo con el nombre de Corvus monedula. Probablemente el nombre con el que le bautizó Linneo, derive de la superstición generalizada de que a los córvidos les gusta robar monedas de oro y otros objetos de valor. Y es que, al igual que al resto de los córvidos, las grajillas sienten pasión por las cosas brillantes.

La propensión a asentarse cerca de los humanos, es compartida por la otra especie que aparece en la foto de cabecera, la cotorra de Kramer (Psittacula krameri) y, por extensión, por su homóloga cotorra argentina (Myiopsitta monachus). Debemos recordar que ambas cotorras son especies exóticas e invasoras en la península ibérica. La cotorra de Kramer procede de Asia y de África y la cotorra argentina de Sudamérica. Antes de su prohibición, una vez incluidas en El listado y catálogo español de especies exóticas invasoras en noviembre de 2011, se comercializaba con ellas como mascotas; siendo los escapes y las sueltas deliberadas los que han originado su expansión. En Madrid, son parte del paisaje de las zonas verdes urbanas.

[Imagen 4: Cotorra argentina (Myiopsitta monachus). Fuente: CENEAM]

Tanto grajillas como cotorras son aves bastante generalistas. En España, las cotorras se instalan en entornos preferentemente urbanos, parques y jardines mientras que las grajillas abundan especialmente en zonas abiertas con campos de labor, vegetación baja y árboles dispersos. Los parques, pastizales, dehesas y explotaciones ganaderas son sus lugares preferidos a la hora de buscar alimento. En este sentido, las grajillas se han visto beneficiadas por la transformación antrópica de los paisajes agrarios. En algunas ciudades españolas como Salamanca, León, Cáceres o Trujillo, existen inmensas colonias urbanas de grajillas occidentales, al igual que en Centroeuropa.

Asimismo, las cotorras de Kramer y las grajillas son de hábitos trogloditas a la hora de instalar el nido:

  • La grajilla se adapta a oquedades en cortados rocosos, taludes, árboles e incluso viejas edificaciones. Tiene un comportamiento marcadamente gregario a la hora de criar, también se da en la grajilla occidental. Durante el mes de abril el bullicio procedente de las colonias de grajilla indica la sincronización del calendario reproductor del grupo.

  • La cotorra de Kramer solo nidifica en los agujeros de los árboles o de construcciones humanas, acaparando el nido de otras especies si es necesario. Durante todo el año son bastante gregarias, y se vuelven solitarias y territoriales durante el periodo reproductor.

  • Las cotorras argentinas forman grandes estructuras en las ramas de árboles de gran porte a base de palos y ramas, formando una gran comunidad.

[Imagen 5: Cotorra de Kramer (Psittacula krameri). Fuente: SEO/Birdlife]

Las tres especies muestran una elaborada conducta social, son altamente gregarias y se organizan en ruidosos grupos para buscar alimento, preferiblemente vegetariano. Destacamos que la cotorra argentina y la grajilla, frecuentemente ingieren puestas y pollos de paseriformes. Además, la grajilla captura una gran variedad de invertebrados y algún pequeño vertebrado durante la crianza de sus pollos. Y, a diferencia de otros córvidos, no es carroñera ni suele frecuentar vertederos ni basuras.

En relación a la distribución de las grajillas y cotorras, indicar que las poblaciones de las dos especies de cotorras, lamentablemente, están en expansión por nuestro país entre otras cuestiones debido a su fuerte carácter colonizador e invasor. En cambio, según los datos del programa Sacre, la población de grajilla occidental en España ha decrecido un 55% en 20 años debido a la disminución de más de dos millones de ejemplares entre 1998 y 2018. Por este motivo, la grajilla occidental se cataloga en el Libro Rojo de las Aves de España 2021 como En Peligro (EN).

Como en muchas otras especies de aves, los pesticidas utilizados en la agricultura intensiva y el cambio climático son la principal causa de su declive, ya que ocasionan la drástica desaparición de invertebrados que sirven de alimento para sus crías. La presión cinegética y las muertes en tendidos eléctricos, aerogeneradores o por atropello también han contribuido a la dramática merma de esta especie.

Retomar las prácticas tradicionales en la agricultura como el uso de barbechos, los eriales y los linderos, así como la producción ecológica de cultivos, no solo favorecería a las poblaciones de grajillas, sino a todo el ecosistema del que forman parte.

“La grajilla: un ave alegre, viva, ágil e inteligente”

Alfred Brehm

Si has realizado alguna foto, y no sabes identificar lo que has capturado, no dudes en enviarnos la consulta a la dirección del programa: proambiental@madrid.es