Decenas de corderos pasean por los pastos de Casa de Campo

 

El rebaño, de más de 300 ovejas de la raza “Rubia del Molar”, que pasa su segunda invernada en la Casa de Campo se libra del confinamiento durante la cuarentena, porque tiene que cumplir una importante misión: contribuir a la mejora de la biodiversidad del Parque.

 


¿Y qué tiene que ver el rebaño con la biodiversidad, si sólo lo componen ovejas y perros?

En las épocas de floración, el rebaño ayuda a la polinización de las plantas y a la dispersión de las semillas, ya que el polen y las simientes se adhieren a su lana y en ella viajan de un lado a otro trasladándose a distintos emplazamientos.  Además los excrementos generados durante su estancia sirven para abonar el suelo con su estiércol, lo que potencia el crecimiento de la siguiente cosecha. Según estudios de la asociación Trashumancia y Naturaleza, un rebaño de mil ovejas aporta diariamente alrededor de tres toneladas de estiércol y éste, a su vez, está cargado con cerca de cinco millones de semillas; y como la digestión de corderos y ovejas tarda alrededor de cinco días, las semillas pueden ser diseminadas a kilómetros de distancia facilitando su germinación.

Además, en sus salidas por la Casa de Campo el rebaño camina por diferentes terrenos y a su paso remueve la tierra, ayudando a acolchar el suelo y favoreciendo la conservación de la riqueza microbiológica del suelo donde pisa. Con su rumiar las ovejas retiran materia vegetal invasiva, evitando así la compactación del suelo que antes se producía por el paso de los vehículos pesados que realizaban las labores de siega y reduciendo el riesgo de incendios, a la vez que potencian el desarrollo de más variedades de especies vegetales. Y el círculo continúa, ya que esta mayor presencia de especies vegetales es aprovechada por muchos animales silvestres, como gran variedad de insectos y sus depredadores, que encuentran un espacio apropiado en el que encontrar alimento y sobrevivir.


 

Pero volvamos con nuestro rebaño.

En esta circunstancia especial de aislamiento, todos los accesos al Parque han sido bloqueados y la vigilancia es constante, pero la vida en la naturaleza sigue su curso. La primavera en la Casa de Campo ha llegado con todo su esplendor y en estos días se espera el nacimiento de unos 150 corderos.

 

Para poder albergar a las ovejas y a sus corderos durante la temporada de partos, se construyó una majada móvil de madera, en colaboración con personas voluntarias y basada en un proyecto desarrollado por alumnos de la Universidad de Konstfack (Estocolmo), que ya se encuentra en uso.

Os dejamos un álbum de fotos con los nuevos inquilinos del parque, instalados en su recién estrenado hogar.

 

Daniel Monserrate, uno de los tres pastores que se ocupan del cuidado del rebaño, nos comenta: “Aunque estamos algo preocupados por lo que venga y como se recomponga todo, hoy por hoy, en su día a día, el pastoreo es todo un lujo con la Casa de Campo cerrada”.

 

En principio está previsto que el rebaño abandone el Parque el 16 de mayo. Y lo hará trashumando, tal y como vino, siguiendo el recorrido de la Senda Real/ GR 124 hasta Puebla de la Sierra, donde pasará los meses más cálidos.

 

Como veis el pastoreo es uno de los pilares más importantes para la conservación de la biodiversidad en los medios naturales. Colaboremos para que estos oficios tradicionales no desaparezcan.

 

Y ahora… os proponemos un acertijo: adivinar qué se esconde tras este idílico paisaje con montañas y … ¿nubes?

 

Si os ha sorprendido este truco, os dejamos el Paso a paso para hacerlo vosotros.

 

Porque… #YoMeQuedoEnCasa

¡Esperamos poder acompañar al rebaño en su salida

de Casa de Campo hacia los pastos estivales!