Cada vez que hablamos de Memoria Histórica surgen voces pidiendo no mover el pasado, que para qué y por qué. Algunas de esas voces resultan ser las de hijos o nietos de represores, parece normal que pidan que no se avive un pasado que personalmente les escuece. Pero otras simplemente reproducen esas cuestiones por desconocimiento. La Memoria Histórica en relación a lo que realmente pasó durante la dictadura franquista surge por una doble obligación: porque es necesario conocer con detalle el pasado para que, como sociedad, podamos superar las barbaridades que se cometieron y por justicia hacia las víctimas, tal y como establece la ONU.  En Alemania se abordado la Memoria Histórica como una forma de analizar cómo es posible que toda una nación participase de los horrores del exterminio nazi y se criminaliza cualquier exaltación del nazismo. Su condena social es absoluta, para que no se repita en ninguna de sus formas.

 

En España la Ley de Amnistía de 1977 sacó a los presos políticos de las cárceles franquistas pero también ha servido para evitar juzgar a torturadores que todavía hoy caminan entre nosotros, como Billy el niño. Parece el momento de analizar dicha Ley y adaptarla a los tiempos que nos ha tocado vivir. La Ley de Memoria Histórica de 2007 está permitiendo quitar los homenajes que el franquismo dio a sus colaboradores: ningún reconocimiento a militares golpistas, torturadores y colaboracionistas con el régimen o con el nazismo tendrán calles, estatuas o símbolos que enaltezcan el golpe de estado del 36 o la represión posterior. Sin embargo en Madrid se ha tardado 8 años en comenzar a aplicar dicha Ley.

 

Tuvimos que echar al Partido Popular para que empezar a aplicarse la Ley en la capital y aun así la no ilegalizada Fundación Francisco Franco se ha querellado contra el ayuntamiento para evitar su cumplimiento. Sin embargo Madrid, y otras ciudades del cambio, siguen trabajando por cumplir la Ley y por ahondar en la justicia y reparación al que tienen derecho las víctimas.  El Ayuntamiento se personará contra los crímenes del franquismo, crímenes de lesa humanidad que, como sociedad, no podemos dejar que queden en el olvido. En Barcelona, la cárcel Modelo se ha convertido en un Centro Cívico con visitas guiadas. Además durante el 2017 hemos rendido homenaje a las mujeres represaliadas por el franquismo en la cárcel de Ventas.  Miles de mujeres sufrieron la represión durante el franquismo, no solo las encarceladas, sino a las que raparon el pelo, las obligaron a tomar aceite de ricino, las encerradas en preventorios, como el de Guadarrama… El cuerpo de la mujer se convirtió en un campo de batalla durante toda la dictadura.

 

 

La labor del ayuntamiento de Madrid, con Mauricio Valiente a la cabeza, no termina aquí. En la Plaza Mayor podremos ver en los próximos meses la exposición “No Pasarán”, con contenido inédito y con la famosa pancarta que presidió la Puerta de Toledo y que se ha convertido en un símbolo de resistencia, de libertad y de democracia. 16 días de resistencia madrileña que han hecho historia aunque no haya reseñas en los libros de texto.

 

 

Las ciudades del cambio han organizado la Red de ciudades contra la impunidad del franquismo, una red que nos permita superar los obstáculos que nos hemos ido encontrando en la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, y con la que trabajar para profundizar en derechos fundamentales como los de justicia y reparación. Hoy, Mauricio Valiente ha presentado en la Red la querella contra la impunidad franquista en Madrid, una de las medidas con las que el Ayuntamiento quiere atender a las demandas de la ONU en cuanto a la falta de justicia y reparación en nuestro país y a las de las víctimas y sus familiares.