El programa “Vacaciones en Paz”, promovido por la Federación de las Asociaciones de Amistad con el Pueblo Saharaui en la Comunidad de Madrid (FEMAS) permite que cada verano un grupo de niños saharauis dejen el campamento de refugiados en el que viven para conocer la vida en España, perfeccionar el castellano y realizar todo tipo de actividades educativas, deportivas y culturales .

Niñas
Niños y niñas saharauis en del cuenta cuentos del acto de despedida

Este programa solidario ofrece ayuda a niñas y niños nacidos en los campamentos de refugiados saharauis, situados desde 1976 en la zona de la Hamada argelina de Tindouf . En el acto de despedida de los 248 niños saharauis, Abdulah Arabi, delegado Saharaui en la Comunidad de Madrid, ha mostrado su agradecimiento “a todas las instituciones, en este caso al Ayuntamiento de Madrid por la colaboración institucional necesaria para que este proyecto siga funcionando.”

La mayoría de los niños que han estado en Madrid ejerciendo de embajadores este verano nacieron en los propios campos y nunca habían vivido un verano diferente del que transcurre entre la arena, donde se llegan a alcanzar los 50 grados de temperatura.

El choque cultural es por ello importante y, como explica Ana Cortés, la madre de acogida de Rabab, una de las niñas que ha participado en el programa, hay que tenerlo muy en cuenta cuando los niños llegan a casa. “La infancia que viven en el Sáhara es como la que se veía aquí hace muchos años. Allí no hay coches y por ello los niños salen y entran, van y vienen, y eso se nota porque en casa no paran. Es una sensación que aquí echan de menos, porque en el Sahara las puertas no existen.” Sin embargo, los niños se adaptan rápidamente y es habitual que repitan más de un año, disfrutándolo aún más por la familiaridad que ya tienen con las costumbres y el idioma.

Bandera
Niñas saharauis  en el acto de despedida

Cuando habla de Rabab, habla también de la gran implicación política que tienen pese a ser tan pequeños: “en todo lo que pinta pone ‘Sáhara Libre’, si te hace una pulsera, te la hace con los colores de la bandera. Ellos saben que su pueblo quiere la libertad”.

Así, estas vacaciones cumplen múltiples objetivos. Además de posibilitar que los niños y niñas se evadan durante dos meses de las duras condiciones en las que viven durante el año, el programa cuida de su salud mediante revisiones y tratamientos que serían imposibles en los campamentos y mediante la recuperación de los niveles nutricionales que necesitan.

El aprendizaje del español, segundo idioma oficial de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), es otro de los grandes benéficos del programa, junto con la creación de lazos entre el pueblo saharaui y el español, que deben servir para concienciar sobre su problema y contribuir a su solución. Según Ana Cortés, “es una experiencia muy gratificante, con lo que te quedas es con la satisfacción de que no solo les das tú, ellos también te dan.”