Desempleados madrileños en un curso formativo de la Agencia para el Empleo
Desempleados madrileños en un curso formativo de la Agencia para el Empleo

Si cuando mandamos un currículo para optar a un puesto de trabajo, adjuntáramos un perfil profesional, sin fecha de nacimiento ni foto, es decir, lo que se conoce por un currículo ciego, poco o nada  importaría nuestra edad a la hora de ser seleccionados o no. La conclusión es reveladora en un país en el que, desde el inicio de la crisis económica en 2008, los mayores de 40 años han sido uno de los colectivos más azotados por el desempleo, que  se ha multiplicado por cuatro, hasta superar los 2,4 millones de personas. “No existe un perfil generacional de mayores de 40 años”, dice Ángela Gorostizu, psicóloga, especialista en recursos humanos, y coautora del libro El Talento invisible, un retrato de la cruda realidad cotidiana de los desempleados mayores de 40 años.

Portada del libro
Portada del libro

En la investigación, basada en informes oficiales y apoyada en perfiles de más de 1.500 personas que están siendo evaluadas en procesos de selección para acceso o promoción,  descubrió no sin cierta sorpresa  y mucho más alivio esa inexistencia de perfil generacional. De haber existido realmente, hubiera supuesto condenar a toda una generación o varias al cementerio laboral. “Creer que la gente mayor tiene menos ganas –afirma Ángela– es un  prejuicio, una información falsa, una leyenda urbana. Si las tuviera sería por cuestiones motivacionales no generacionales. En la selección se ha de ir persona a persona no juzgándolas como grupo”.

Ángela Gorostizu, una de las autoras del informe
Ángela Gorostizu, una de las autoras del informe

Una afirmación que afianzó otro descubrimiento: el patrón que siguen muchos de los desempleados. “En general son personas poco proactivas en cuanto a iniciativas, a aportación de ideas. Son trabajadores y trabajadoras que prefieren ser dirigidos. Y ahí tampoco interviene la edad”. Eso en cierto modo justifica, por contraste, la situación y los porcentajes, dado que las empresas buscan trabajadores multifuncionales, con capacidad de afrontar la incertidumbre y adaptarse a las nuevas demandas y a los cambios. Es más que un hecho, es una alerta para quienes no engrosan ahora las filas del paro. “Ese tipo de personas, aunque ahora estén empleadas, deben estar alerta porque ese tipo de comportamiento les puede llevar  con más facilidad a salir del mercado laboral.  Ellos son invisibles, porque se hacen invisibles. Es evidente que a las empresas les resulta  más difícil renunciar a gente que se relaciona bien, que tiene ideas, que se implica”.

Años y empleabilidad no tendrían, por tanto, que estar relacionados y, sin embargo, mantienen una relación estrecha, perversa e inversamente proporcional: a mayor edad, menor posibilidad  de encontrar empleo. La estadística puede llegar a ser demoledora. Saber que el 56% de estos desempleados lleva más de dos años buscando empleo, y el 31% más de cuatro; que el 65% no tiene esperanza de incorporarse al mercado laboral en los próximos doce meses, y que solo el 35,2% de los nuevos contratos afectan a personas en esos tramos de edad, indica el drama cotidiano que padecen.

El drama de la desesperanza

Una de las intenciones del informe era humanizar los números, convertir las cifras en voces, experiencias, rostros que visibilizaran un problema profesional que acaba deteriorando otros aspectos de su vida personal, social y relacional. Si el desempleo es siempre un problema angustioso, con la madurez es un drama. Dificultades con las nuevas herramientas de búsqueda activa de empleo, desfase tecnológico y, sobre todo, cargas familiares  con sus costes económicos asociados hacen más espinoso el camino.  Perder el trabajo ya no es cuestión de un mismo, sino de quienes dependen de nosotros. Un dato lo ilustra bien, algunos estudios cifran el desembolso que suponen los primeros 20 años de vida de un hijo entre los 150.000 y los 300.000 euros. Si se suman hipotecas o alquileres es casi mejor olvidarse de las matemáticas.

El drama está cuantificado, como también está ilustrado el patrón psicológico que sigue la mayoría de estos desempleados mayores.  Primero se aferran a lo conocido, a buscar “en lo suyo”. Según avanzan los meses y también el desánimo, empiezan a contemplar abrirse a otras posibilidades, luego a agarrarse a “lo que salga”, a conjugar el verbo reinventarse para acabar en muchos casos contemplando la jubilación como un mal menor. Y eso, a los que la edad se lo permite.

Otro rasgo compartido de ese patrón es que la mayoría culpa de su situación a agentes externos –la crisis, la política, las empresas–, pero la solución solo la encuentran en el plano individual. Es decir, aparece la soledad como única aliada. Solos para afrontar la situación, solos para buscar la solución, invisibles para los poderes públicos y para las empresas. Según apunta Ángela, hay que huir del victimismo y, sobre todo, no tirar nunca la toalla.

Belén García, gerente de la Agencia para el Empleo del Ayuntamiento de Madrid
Belén García, gerente de la Agencia para el Empleo del Ayuntamiento de Madrid

Para Belén García, gerente de la Agencia para el Empleo, es clave que las empresas apuesten por ese talento. En la capital, el grupo de desempleados de entre 40 y 54 años representa el 41,13% de los 201.605 parados registrados en mayo. Es decir, 82.915 personas, de las que el 52,66% son mujeres (43.664). Cada vez es más necesaria una llamada de atención a las empresas para que cambien su visión y comportamiento a la hora de contratar a estos desempleados senior”. No hacerlo supone no sólo una pérdida del talento  sino también de la capacidad de sostener el actual sistema.

Desde la Agencia para el Empleo del Ayuntamiento de Madrid se desarrolla el Programa Reorienta 45 Plus, especialmente diseñado para este colectivo. Desde la plataforma online www.reorienta45plues.com  los usuarios tienen acceso a todo el plan  y disponen de los instrumentos  adecuados en apoyo de su búsqueda de empleo. Además se han desarrollado 150 itinerarios de empleo en los que se incluyen entrevistas personales de orientación laboral donde se diseñan de forma individualizada las actuaciones a seguir con cada participante y tienen abierto un Grupo de Búsqueda Activa de Empleo con coaching grupal y una metodología coordinada por un monitor durante 3 meses.

¿Aptitud o actitud?

Cartel del Programa Reorienta 45+, especialmente concebido para este colectivo de desempleados
Cartel del Programa Reorienta 45+, especialmente concebido para este colectivo de desempleados

Las aptitudes académicas y profesionales debieran sumar pero los perfiles del desempleo parecen desmentirlo. Si se ojean los datos del paro a partir de los 40, llama la atención que el  grupo más afectado sea el de quienes poseen estudios obligatorios y bachillerato (41,74%) y si se aplica un indicador de género, la formación es más un hándicap que una ayuda. Así, es en el grupo con titulación universitaria donde el desempleo femenino alcanza unas cotas más altas, 51,62%. La conclusión viene a ser la siguiente: a menor nivel formativo, aumenta el paro masculino y cuanto mayor es la formación, más alta es la tasa de paro femenino.

Vistos los datos, lo que parece claro es que el futuro se escribe en gran parte en clave de actitud personal. De ahí que en la Agencia para el Empleo cada día se trabaje más el coaching y la preparación personal  para ganar confianza, seguridad y aumentar la autoestima.

Talento invisible: coescrito por Ángela Gorostizu, Carlos Prallong, Diana  Calcerrada, Inmaculada Aragón, José Ignacio Casas, María José Valdiviseso y Miguel López. Publicación coordinada por la Asociación Plus 40 Net y la Comunidad Laboral Trabajando.com, con el apoyo del Ayuntamiento de Madrid, a través de la Agencia para el Empleo, y el Foro de Empresas por Madrid.